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La premisa fundamental del Coaching es “El aprendizaje es acción”. La información es muy importante por supuesto, pero si no la utilizamos, tiene muy poco valor. Así, la experiencia de vida no se mide en el número de libros que leemos, ni el número de cursos y certificaciones que tomamos, ni siquiera en la cantidad de años que hemos vivido. La experiencia se forma con acción: con esas ocasiones en que nos atrevemos a experimentar cosas nuevas y cometer errores saliéndonos de nuestra zona de confort.



En mi vida personal, desde niño tuve claro mis talentos; mi capacidad para estudiar, analizar, planear y tomar decisiones. Ahí estuvieron mis grandes satisfacciones: en buenas calificaciones, concursos de aprovechamiento, becas escolares y reconocimiento laboral por mis capacidades. Sin embargo, siempre llega un punto en que nuestros talentos innatos ya no son suficientes y sentimos que algo nos hace falta.

En mi caso, mis experiencias me llevaron a darme cuenta que había dedicado buena parte de mi vida a trabajar mi lado racional, pero el manejo de mis emociones no me estaba permitiendo desarrollar mi capacidad para relacionarme con los demás, para disfrutar de la vida, para convertirme en el líder y el mentor que yo he deseado ser para aquellos que han trabajado bajo mi supervisión.

Justo esos momentos de crisis, de duda e indecisión han sido los más valiosos para mí; golpeando mi ego me han sacado de la mecanicidad y me han llevado a nuevas reflexiones, a nuevas estrategias de acción.


Mis satisfacciones ahora están en campos que jamás siquiera soñé. Incluso los errores que tanto lamenté en su momento, ahora nutren mi práctica de consultoría, mis escritos y mis sesiones terapéuticas y de coaching aun más que mis aciertos.

Ahora sé que el aprendizaje nunca termina, pero la experiencia se va dando en ciclos que se abren y se cierran. Cada ciclo, como todo proyecto, necesita una base teórica para empezar a trabajar, una apertura para saber que probablemente no tenga todas las respuestas y necesite ayuda, una flexibilidad para cambiar rumbo y estrategia, pero sobre todo una conciencia de qué quiero lograr. Esa conciencia me dará la emoción y la pasión para ponerme en acción.


En la diversidad está el éxito. Abrirnos a cosas nuevas, a estrategias nuevas, a estudios nuevos, a hobbies nuevos, a amistades nuevas, nos saca de nuestra zona de confort y ciertamente nos hace cometer más errores, pero nos lleva a un aprendizaje mayor y a tener vidas más plenas y satisfactorias. Las experiencias que nos llegan van mucho más allá de nuestra imaginación.

 

José María López

EXPERIENCIA DE VIDA

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