
Para mejorar nuestro rendimiento no basta con conocernos a nosotros mismos, también necesitamos habilidades para conocer a los demás.
La consultoría nos permite desarrollar esa base de datos y reportes necesarios de los perfiles de cada miembro en una empresa, pero no debemos conformarnos con ello; recordemos que la información sin acción es inútil, por lo que es indispensable que toda esa información sea acompañada con un aprendizaje de cómo usarla; cómo balancear los equipos de trabajo de acuerdo a los perfiles de comportamiento de cada empleado, cómo retroalimentar a una persona de acuerdo al conocimiento que tenemos de su estilo de aprendizaje, cómo mejorar la comunicación entre grupos de trabajo que tienen perfiles muy distintos.
Cuando se aprende ésto, la empresa está lista para armar equipos de alto rendimiento con perfiles balanceados, para generar planes de trabajo, para sintonizar a sus equipos hacia metas colectivas de gran significado y de esta forma aprovechar los talentos y fortalezas de cada individuo en beneficio de la colectividad.
La productividad en la empresa está completamente ligada al estado emocional de los individuos. Cuando las personas tienen la capacidad de manejar sus emociones, también tienen la capacidad de concentrarse mejor en su trabajo y ser más eficientes.
Cuando aprendemos a distinguir los distintos estilos de comunicación, de aprendizaje, de comportamiento, entonces aprendemos a “leer” las emociones de las personas y mejoramos extraordinariamente nuestra habilidad para comunicarnos con ellas. Personas con mejores capacidades de comunicación, de relacionamiento y de empatía se convierten en líderes carismáticos que serán exitosos no sólo en su trabajo, sino en todos los ámbitos de su vida y serán un constante ejemplo y motivación para sus compañeros de trabajo.
CONSULTORIA EMPRESARIAL